LLegué el Miercoles pasado a Manila y me encontré con mi amigo de la escuela Juanjo. Él lleva aquí ya cuatro años y ha sido un gran guía estos días en Manila y alrededores. Además me ha ofrecido quedarme en su apartamento.
Manila tiene muy mala fama pero yo poco a poco le estoy cogiendo el gustillo. Es cierto que el tráfico es un caos total, en hora punta está todo colapsado y te puedes pegar horas para atravesar la ciudad. Pero la amabilidad de su gente lo compensa. Me estoy encontrando con gente super generosa y que siempre te ayuda, a pesar de que a veces su timidez les hace no parecer muy abiertos. Pero una vez superada esa barrera, es, de los países asiáticos donde más a gusto te sientes.
Bueno y como os decía, Juanjo me dió las instrucciones para llegar a su apartamento situado en una urbanización privada no muy lejos del aeropuerto. Aquí son comunes este tipo de urbanizaciones con seguridad en la entrada, jardines y piscina incluso. Esa noche trabajaba Juanjo así que me dió algunas instrucciones para ir a un centro comercial a cambiar euros, comprarme la guía de Filipinas y comprar un convertidor para los enchufes para poder recargar mis gadgets. Tras las compras pertinites me di una vuelta por Makati y la zona de rascacielos , me tomé la pertinente cerveza vacacional y volví a casa de Juanjo.
Al día siguiente visité la zona de intramuros , lleno de reminiscencia española, ya que estuvimos aquí más de 300 años, hasta que los americanos nos echaron. Es una zona amurallada desde donde se defendían los españoles de sus enemigos. También te encuentras con casas de arquitectura española, calesas, iglesias y la catedral de Manila.
El afilador |
Casa Manila |
Fort Santiago |
Pero lo mejor de la excursión fue ir en el metro de Manila. Si pasas esas prueba estas preparado para la guerra. Dicen que es peligros para los turistas pero teniendo cuidado con los carteristas yo no lo vi peligroso. Lo que si tienes son colas para el ticket para entrar al anden para coger el tren, una vez dentro apretados como sardinas en plan Pimpi Florida pero sin barra pa para pedir algo fresquito . Y lo importante sobre todo es ponerte la mochila por delante y llevar bolsillos con cremallera ya que aquí el trabajo de los carteristas es bien fácil. Yo pasé la prueba sin más percance que el calor y el agobio para salir de los trenes, porque si es difícil entrar , peor es salir. Aquí eso de dejar salir primero no se lleva y tienes que pelear para salir del vagón. Al final hasta me hice un amigo de batallas en el metro que me ayudo amablemente con un trasbordo.
Al día siguiente había recibido una invitación en de Couchsurfing de Alona, una chica filipina que vivía en Alaminos , a unos 200 km al norte de Manila. Cuando le confirme que iría ese finde me contó que tenía planeado un fin de semana con amigos en la playa con vista incluida a la isla de Potipoh, y que me podía unir a ellos. Al principio lo dudé un poco pero al final me decidía vivir la experiencia de un fin de semana familiar filipino. Tras unas 5 horas de bus llegué a la ciudad de Alaminos donde Alona y Denis, un chico de 24 años que tiene acogido en casa , me recogieron de la estación y me llevaron a cenar a un restaurante del pueblo. La acogida fue todo hospitalidad y entrega para que yo estuviese cómodo . Me invitaron a cenar , me compraron pan de molde para desayunar, ya que ellos desayunan arroz , y el cuarto de la hija que estudia en Manila para mi solo. En fin que es increíble como se entregaron para que me sintiese a gusto y eso sin conocerme de nada.
Al día siguiente nos levantamos temprano para ir al hotel donde habían reservado. Condujimos una hora aproximante y llegamos al hotel. La habitación tenía dos camas grandes y una me la dejaron para mí solo. Insistí en pagar mi parte pero imposible de nuevo. Estuvimos esperando en la playa del hotel a que llegaran los amigos de Alina con la familia , y cuando llegaron, con un bote que te ofrecía el hotel,
nos desplazamos a una pequeña isla de playas con arena blanca justo en frente , llamada Potipoh. Los amigos de Alina traían comida para todos , que había cocinado por la mañana la nanay, que es como llaman en filipinas a la abuela . Y claro todo estaba buenísimo. Cuando se puso feo el día volvimos al hotel para prepararnos para la velada , tras otra copiosa cena de comida casera, en la discoteca del hotel. Música en directo, , bailoteo , cervezas y aperitivos formaron parte de la velada , y esta vez a escondidas conseguí pagar una ronda y no sentirme tan gorrón. Echamos un rato divertido y yo ya me sentía parte de la familia.
Al día siguiente tocaba volver a Manila, pero antes , para rematar la faena Alona paró en una tienda diciéndome que tenía que comprar comida y lo que estaba comprando eran dos camisetas de Filipinas para regalármelas... Como os decía , derrochando hospitalidad y generosidad y yo sin saber que decir .... Gracias de nuevo Alona.
A las 15 horas me monté en el autobús de vuelta , pero el viaje fue esta vez aún más largo ya que estuvimos casi 3 horas parados por una manifestación en El centro de Manila. Llegué a casa de Juanjo a las 12 de la noche , hora perfectas para salir de marcha y seguir conociendo la divertida vida nocturna de Manila.
Hoy estoy en Tagaytay una ciudad a 60km de Manila dirección para subir mañana al volcán Taal. Mañana vuelvo a Manila y el jueves vuelo a Cebu donde pasaré las últimas dos semanas de mi viaje en Fillipinas . Y eso es lo que os seguiré contando durante los próximos días , a ver si me animo mas que estoy vaguete, ya lo sé , pero, como mínimo , una entrada a la semana está garantizada . Saludos a todos !!